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miércoles, 8 de enero de 2020

CARTAS Y EVIDENCIAS DE QUE DEJA VER LO QUE ARRIO ENSEÑABA

CARTAS Y EVIDENCIAS QUE DEJAN VER LO QUE ARRIO ENSEÑABA



Tenemos evidencia y 4 escritos - 3 de ellos compuestos por Arrio en el período preniceno - en plena controversia. 

Fuentes: las principales que hemos investigado - sobre el estudio de lo que enseñaba Arrio, son: 
  •  sus mismas obras; 
  •  las encíclicas de Alejandro de   Alejandría; 
  •  todas las obras de Atanasio a   excepción del De virginitate y la Vita   Antonii; 
  •  Eusebio de Cesarca con su Historia   Ecciesiastica y la Vita Constantini; 
  •  S. Epifanio de Salamina, en el   Ancoratus y en el Panarion; 
  •  S. Hilario de Poitiers , con el De   Trinitate y el De synodis, sobre todo; 
  •   los tres Padres Capadocios; 
  •   Eusebio de Nicomedia; 
  •   Filostorgio; 
  •   Sócrates, Teodoreto de Ciro 
  •   y Sozómenos. 

 Hay mucho que escudriñar en la 👉Wikipedia 


1. Carta al emperador Constantino. 

De la época que siguió al concilio de Nicea tenemos una carta que dirigieron Arrio y Euzoio al emperador Constantino a fines del año 327. - La copian Sócrates (Hist. eccl. 1,26,2) y Sozoraeno (Hist. eccl. 2,27,6). - Contiene un credo con el que Arrio y Euzoio pretenden probar su ortodoxia.


2. Carta a Eusebio de Nicomedia 

El primero es un mensaje que envió (ca.318) a Eusebio de Nicomedia (cf. infra, p.199) después de haber sido excomulgado por Alejandro. Su texto griego nos lo han conservado Epifanio (Haer. 69,6) y Teodoreto (Hist. eccl. 1,5,1-4). Existen también dos versiones latinas. Empieza así: “Arrio, injustamente perseguido por el obispo Alejandro a causa de aquella verdad, victoriosa en todos los respectos, que tú mismo profesaste, envía sus saludos en el Señor a su queridísimo señor, hombre de Dios, al fiel y ortodoxo Eusebio.” Se lamenta de “que el obispo nos maltrata y persigue muy severamente y nos causa mucho dolor: nos ha arrojado de la ciudad como a ateos, por no estar de acuerdo con él en lo que públicamente predica, a saber: que el Padre lo fue siempre y que el Hijo lo fue siempre; que el Hijo es igual al Padre; que el Hijo es ingénito como el Padre; que siempre está siendo engendrado, sin haber sido engendrado; que Dios no es anterior al Hijo ni por pensamiento ni por ningún intervalo, ya que Dios y el Hijo han existido siempre, y que el Hijo procede de Dios.” - Es muy característico el final de la carta: Nos persiguen porque decimos que el Hijo tiene comienzo, pero que Dios es sin comienzo. - Por esto nos persiguen; y, asimismo, porque decimos que es de la nada. Y esto lo decimos porque El no es ni parte de Dios ni (está hecho) de otra materia subyacente. - Por esto nos persiguen; lo demás ya lo sabes. Adiós. Como condiscípulo en la escuela de Luciano (συλλουκιανιστά) y como hombre verdaderamente piadoso que eres, no olvides nuestros sufrimientos. 


 3. El Banquete (θάλεια). 

En el mismo lugar, en Nicomedia, Arrio compuso la Thalia, de la cual sólo tenemos fragmentos, que consisten principalmente en sentencias citadas por Atanasio en su Oratio contra Arianos 1,2-10, De decretis syn. Nic. 16, De sent. Dionys. 6, De synodis 15 y en otros lugares. Parece que esta larga rapsodia, en la que alababa su herejía y ensalzaba las bellezas de la metafísica, la escribió en verso, al menos en parte, pues Atanasio dice de ella que es una imitación de los cantos de banquete de Sotades el egipcio y habla del “tono disoluto del metro” (De syn. 15) y de su “melodía y carácter afeminados” (Or. Ar. 1,5). Además, el arriano Filostorgio cuenta (Hist. eccl. 2,2) que, para hacer popular su doctrina, Arrio “compuso cantos para el mar, para el molino y para el camino, y les puso música apropiada.” Tenemos derecho a pensar que la Thalia contenía algunos de estos cantos y que, probablemente, era una mezcla de verso y prosa. Según Atanasio, empezaba de esta manera: Según la fe de los elegidos de Dios, de los prudentes de Dios, de los santos hijos, de los ortodoxos, de los que reciben el Espíritu Santo de Dios, he aprendido esto de los que participan de la sabiduría, de los buenos, de los que han sido adoctrinados por Dios y son prudentes en todo. He caminado en pos de sus huellas, con opiniones parecidas, yo que me he hecho famoso y he sufrido mucho por la gloria de Dios; y enseñándome Dios, he alcanzado sabiduría y conocimiento (Or. Ar. 1,5). Al mismo tiempo cita este pasaje de la Thalia: Por consiguiente, el mismo Dios, en su propia naturaleza, es inefable para todos los hombres. Sólo El no tiene nadie que le sea igual o parecido o de igual gloria. Le llamamos ingénito a causa de Aquel que es engendrado por naturaleza. Le ensalzamos como a quien no tiene origen y le adoramos como eterno por razón de Aquel que empezó a existir en el tiempo. El que no tiene comienzo hizo al Hijo, comienzo de las cosas creadas, y se lo ofreció a Sí mismo como Hijo y lo adoptó. Nada tiene propio de Dios según su propia subsistencia, ya que no es igual ni consubstancial con El… Hay pruebas evidentes de que Dios es invisible para todos los seres que traen su origen del Hijo y es también invisible para el mismo Hijo. Diré claramente cómo ve el Hijo al Invisible: por aquel poder por el cual ve Dios y en su propia medida, así puede el Hijo ver al Padre, como es justo. Hay, pues, una Trinidad, pero no con glorias iguales; sus subsistencias no se entremezclan; una es infinitamente más gloriosa que la otra. El Padre, por no tener origen, es, en cuanto a esencia, ajeno al Hijo. Comprende que la Mónada existía; en cambio la Díada no existía antes de que empezara a existir. Ahora bien, aun no existiendo el Hijo, el Padre es Dios. Por consiguiente, no existiendo el Hijo – pues empezó a existir por voluntad del Padre -, es Dios Unigénito y ajeno a los dos. La Sabiduría existió como sabiduría por beneplácito del Dios sabio. Se concibe, pues, de mil maneras: Espíritu, Poder, Sabiduría. Gloria de Dios, Verdad, Imagen y Palabra.Resplandor y Luz. El Todopoderoso puede engendrar a uno que sea igual al Hijo, pero no es capaz (de engendrar) a otro más excelente, superior o mayor. Lo que es y cuanto es, el Hijo lo es por voluntad de Dios. Desde que ha existido y siempre que ha existido, ha existido de Dios. Siendo un Dios fuerte, alaba en parte al Superior. Para decirlo brevemente, Dios es inefable para su Hijo. Porque es para Sí mismo lo que es, es decir, inefable. De suerte que el Hijo no puede expresar nada de las cosas que son según la comprensión, porque no puede investigar al Padre tal cual es en Sí mismo. Porque el mismo Hijo no conoce su propia esencia. Pues, siendo Hijo, existió en realidad por voluntad del Padre. ¿Qué argumento hay para afirmar que quien procede del Padre no pueda conocer a su propio padre por comprensión? Porque es evidente que uno que haya tenido comienzo no puede entender o comprender, tal como es, al que no tuvo principio Comprende que también se concibe como (De syn. 15). 


 4. Carta a Alejandro de Alejandría 

Invitados por Eusebio, Arrio y algunos de sus seguidores fueron a Nicomedia. - Allí compusieron (ca.320) una exposición de su fe (Εκθεσις πίστεως) en forma de carta pública, pero cortés, dirigida al obispo Alejandro de Alejandría. - Nos han conservado su texto griego Atanasio (De synodis 16) y Epifanio (Haer. 69,7-8). Hilario (De Trinitate 4,12-13; 6,5-6) trae una traducción latina. Epifanio es el único que registra la firma de Arrio y de los miembros del clero alejandrino que le acompañaron a Nicomedia. - Es necesario saber, que en ese tiempo Constantino envió a Arrio al exilio, autorizándole a regresar tres años más tarde, - pudo haber sido - por influencia de algunos personajes arrianos de la corte. - A partir de entonces, el arrianismo gozó de cierta protección oficial, permitiéndose incluso deponer a San Anastasio del Patriarcado de Alejandría y enviarle al exilio, al tiempo que se iniciaba la persecución de los defensores de la doctrina de Nicea (335). 


La muerte del controversial Arrio - en el año siguiente, no detuvo la expansión de su doctrina: un nuevo emperador de Oriente, Constancio II (337-61), se declaró abiertamente arriano, mientras que su hermano Constante, emperador de Occidente, defendía el catolicismo romano y su filosofía; la muerte de Constante en el 350 dejó a Constancio como emperador único, el cual decidió impulsar el arrianismo y a perseguir la fe católica romana⟹ (Sínodo de Sirmium, 351; Concilio de Arlès, 353; Concilio de Milán, 355). - La herejía arriana comenzó entonces a disgregarse en varias tendencias con diferentes doctrinas cristológicas más o menos radicales. - Su influencia empezó a declinar con la labor de San Atanasio y del obispo San Ambrosio de Milán; y se extinguió con el acceso al trono imperial de Teodosio (379), el cual dio un edicto en el que calificaba a los arrianos de herejes y de «insensatos extravagantes» (380). 

Finalmente, el arrianismo fue condenado por el Concilio de Constantinopla de 381, que prácticamente lo eliminó dentro del Imperio; siguió siendo importante entre los pueblos germánicos que invadieron el Imperio y que, progresivamente, irían abandonando el arrianismo para pasarse a la fe católica y obtener así el apoyo de la Iglesia: ostrogodos, visigodos, vándalos, burgundios y lombardos fueron arrianos en algún momento, estos últimos hasta el siglo VII..